Todas las noticias informaron de como el buque "Costa Concordia" chocó y quedó encallado a pocos metros de la isla italiana de Giglio, dejando desagradables cifras de víctimas y muertos. A este accidente se añadieron el polémico escape del capitán que iba a bordo y su relación con una de las pasajeras.
Ninguno de estos hechos puede dejar indiferente a una marca. No obstante, dejar de operar o cerrar temporalmente en un negocio como es este, en el que los costes de mantenimiento de naves y buques son tan extremadamente altos, no es alternativa.
Lo que una marca debe hacer en estas situaciones es tratar de mejorar el servicio de los nuevos consumidores, ofrecer más facilidades, seguridad y confianza, hasta que el incidente quede un poco atrás porque realmente, no será olvidado.
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Las autoridades han confirmado que no hay heridos y que los pasajeros se encuentran fuera de peligro y en buen estado. Las medidas de seguridad fueron aplicadas correctamente y el fuego fue extinguido, sin embargo, el susto en los cuerpos de los pasajeros, no se lo quita nadie.
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Dos incidentes en menos de un mes son cosa grave y más cuando involucran vidas humanas. No hay duda de que esta compañía va a perder cifras importantes de clientes y que otros muchos tours de cruceros se aprovecharán de su situación, probablemente debería pensarse si lo correcto dentro de un tiempo, sería una limpieza de imagen, con un cambio de nombre y una renovación en sus actuales servicios.
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