¿Por qué quizás no demasiado? Pues porque la misma experiencia desagradable que ha tenido este año el consumidor Ibrahim Langoo en Reino Unido la tuvieron ya anteriormente dos personas más sin haber deteriorado apenas la imagen de esta cadena, al menos en el largo plazo.
Hablamos del hecho de encontrar en el menú una pieza de pollo que poco tiene que ver con lo ordenado y que presenta una apariencia de cerebro, una imagen muy desagradable para la vista como podéis ver en la imagen, que no solo revuelve el estómago pero también quita las ganas de comer.
Esa es la pieza de pollo que se encontró Ibrahim en su menú, declarando ante la prensa: "Lo lancé a mi bandeja inmediatamente. Parecía un cerebro. De repente empecé a marearme y a encontrarme muy mal”.
KFC tenía que defenderse y así lo ha hecho mencionando sus rigurosos estándares de seguridad y afirmando que en lugar de un cerebro tiene la apariencia de un hígado. De cualquier forma, se han tenido que disculpar y han intentado compensar al afectado con vales de compra pero éste dice que no volverá a pisar uno de estos locales como es comprensible.
Ibrahim Langoo |
Después de que se dieran estos dos casos, KFC investigó acerca de los hígados de pollo y tras consultarlo con expertos determinaron que no era peligroso ni perjudicial, que de hecho se vendían en supermercado junto a otras vísceras y que tiene múltiple vitaminas beneficiosas.
De cualquier forma, en mi opinión no creo que esto justifique el hecho de servirlo en un menú a un consumidor que no ha pedido este producto y que muestra una apariencia tan desagradable a la vista.
Pertenezco a esa parte de la población que siente pasión por los hígados. Puedo asegurar que eso no se parece en nada a uno, el hígado es completamente liso (aunque se fría) y obviamente el cerebro de un pollo no es (son bastante más pequeños), pero admito que la pinta es bastante asquerosa y da la sensación de ser una maseta hecha con los intestinos del animal.
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