Y creo que es un gran argumento para las compañías aéreas, al menos así lo ha visto KLM que una vez más nos sorprende con otra sencilla pero gran acción de marketing contando con la colaboración del aeropuerto Schiphol en Amsterdam.
La idea ha consistido en hablar con los seres queridos que se despedían de los pasajeros y pedirles que escribieran un mensaje personal de despedida o unas palabras cariñosas en las telas que cuelgan de los asientos.
Una vez los pasajeros entraron y se encontraron dichos mensajes se emocionaron y no pudieron evitar guardar o retratar estas palabras. Tengo que repetirlo... Me parece una acción muy simple pero increíblemente bonita.
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