No es complicado
advertir cuando se acerca una crisis nacional o incluso de nivel mundial: el
gobierno comienza a recortar (u optimizar como dirían ellos), indicadores
económicos y de empleo empiezan a disminuir, la confianza del consumidor
desciende y como consecuencia el comercio y el consumo de casi todos los bienes
y servicios se ve afectado gravemente.
Se confirma que
hay una situación de plena crisis cuando la gran mayoría de la sociedad
prefiere guardar el dinero, “ahorrar hasta que vengan tiempos mejores” dirían
muchos, no obstante, está confirmado que la paralización o la disminución del
consumo no favorece a ninguna crisis, al contrario, la intensifica. El hecho de
que no circule dinero, de que no haya intercambios comerciales, lleva a muchas
empresas y sociedades (en su mayoría las
más pequeñas y locales), a quebrar por falta de negocio, lo que a su vez
acarrea un mayor número de desempleo.
No es que haya
una fórmula mágica para evitar una crisis o salir de ella. Muchas veces es algo
inevitable, causado por factores externos; por lo tanto, al igual que se han
dado crisis anteriormente, se volverán a dar, pero sí que se pueden buscar alternativas,
tratar de replantear el concepto de crisis y verlo como una oportunidad. Justamente de este argumento tan positivo y
alentador han surgido iniciativas muy potentes, entre ellas la creación de una
moneda social.
Cuando se habla
de moneda social, se habla de una moneda que puede ser alternativa o
complementaria a la moneda de circulación oficial actual, en el caso de España:
el Euro.
Por una parte, la moneda social alternativa es una
moneda que surge en relación al concepto de trueque, es una moneda inventada,
totalmente independiente al Euro o a cualquier otro sistema capitalista. Este
tipo de “pago” constituye solo una forma de facilitar los intercambios de
productos o servicios entre personas, un acuerdo totalmente social, que se
utiliza especialmente para intercambios solidarios.
Por otra parte
está la moneda social complementaria,
cada vez más popular. Esta moneda por lo general sí está soportada por la
moneda de curso legal por lo que da más seguridad a su portador y se utiliza
como método complementario para la compra-venta de bienes o servicios.
EXpronceda, la primera moneda social de Extremadura |
Ambas monedas
surgen en territorios limitados, ya sea local, regional o comunitario, con el
objetivo de promover el comercio en la misma localidad, región o comunidad. Se
pueden crear en formato digital o de forma física y además permiten diversos
métodos de pago: a través de Internet, vía telefónica… El economista belga Bernard Lietaer, uno de
los impulsores del sistema del Euro describe estas monedas sociales como: “Un
acuerdo dentro de una comunidad de usar algo como medio de intercambio”.
En un principio
podría parecer algo utópico, algo de lo que desconfiar, no obstante, estas
monedas existen a nivel mundial. Donde más se han popularizado ha sido en
Sudamérica y en Japón, no obstante solo en España se han registrado hasta 70
tipos de monedas sociales: en Sevilla, Almendralejo, Galicia, Cataluña… La
verdad es que solo hace falta echar un vistazo en Internet a este concepto para
entender todo sobre él y para conocer todas las iniciativas que se están
llevando a cabo.
Realmente lo más
importante de esta iniciativa es la capacidad para fomentar la economía local y
mejorar las relaciones sociales a la vez que se crea un sentimiento de
colaboración y de participación entre los ciudadanos de un lugar. Un lugar que
puede ser nuestra misma ciudad. Aunque haya dificultades como la de encontrar
comercios que se adhieran, está claro que si se favorece el uso de esta moneda
y se transmiten bien sus beneficios, la acción de implantación puede ser una
medida muy favorecedora, especialmente para los comercios más pequeños, los más
locales, que no dejan de ser los que más cercanía y calidad aportan. Aquellos
que son más delicados ante situaciones de crisis pero también los más
necesarios o valiosos para preservar la maravillosa personalidad y riqueza de
nuestra localidad.
Hablamos de
favorecer una de las actividades más importantes y que más vida aportan a una
ciudad: el comercio y hablamos de beneficiar y priorizar las pequeñas
panaderías, la carnicería de nuestros familiares, la joyería de al lado de
nuestra casa, la tienda de ropa donde vende nuestra modista, el bar de todos
los domingos, el taller de nuestro mejor amigo… Todo ello con una moneda única,
de un valor exclusivo, no solo económico sino también social. Hablamos de
defender historia y cultura. Hablamos de apreciar lo que vale más, que es lo
que hemos creado nosotros. Hablamos de defender lo que es nuestro.
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