Se trata de otra extravagante y curiosa idea de mercado: un caramelo que al tomarlo genera los efectos de un desodorante. Es el Deo Perfume Candy. Según su fabricante, este producto es "seguro y funciona con el mismo principio que el ajo", es decir, expulsa el aroma por los poros de la piel.
El caramelo se consume como cualquier otro y se debe esperar un rato hasta que el efecto aromático tiene lugar pero una vez esto sucede, desprenderemos un magnífico olor durante seis horas. La organización lo vende como "ciencia y naturaleza unidas para hacer un alimento funcional que deja la piel con una fragancia de rosas."
¿Será aceptado este producto? Desde luego su falta de naturalidad y el hecho de que debamos consumirlo para que se produzca el efecto, asusta un poco. Quizás sea porque no sé había oído hablar mucho de esta idea de producto pero en mi opinión necesitaría tiempo y una gran inversión para conseguir la suficiente aceptación.
De cualquier forma, el producto ya está puesto a la venta. Se puede comprar por ejemplo en Amazon a unos 8 dólares el paquete: Deo Perfume Candy.
Aunque parezca extraña esta idea ya fue lanzada sin éxito con anterioridad, en lugar de con el formato de un caramelo, con el de un chicle. Y algo parecido está tratando de sacar al mercado la compañía Swallowable Parfum (perfume tragable o ingerible): una fragancia que se consume en forma de cápsula.
Una idea ya fundamentada ante la cual como he dicho antes necesitarán emplear grandes gastos en comunicación para que el consumidor la asimile, comenzando por encontrar la forma de demostrar como funciona su producto y más que su eficacia, la falta de peligros o riesgos en su consumo.
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