¿Salud o ingresos? ¿Qué va primero?

¿A quién no le gusta cuidarse? ¿Verse bien? ¿Sentirse bien? Creo que cualquier persona que se preocupe por su propia salud o su aspecto físico lo tiene en cuenta, pero y, ¿a quién le gusta que le digan lo que tiene que tomar? ¿O qué le digan que se tiene que poner a dieta? A nadie le hace gracia.

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Así se lo han tomado los franceses, a la negativa. ¿El qué? El hecho de que se aumente el precio de todas las latas de bebidas azucaradas. Una medida que según el gobierno francés se hace como respuesta a la crisis, para disminuir el déficit pero lo hacen alegando motivos de salud pues según el gobierno, los franceses consumen demasiado azúcar.


Se le denomina "tasa soda" y no solo ha sufrido el desagrado de los ciudadanos, aún más el rechazo de las marcas que comercializan estas bebidas, cuyo mercado se verá afectado. Desde la Asociación Nacional de Industrias Alimentarias han declarado: "Hemos tomado la decisión unánime de hacer frente en las próximas semanas contra esta tasa 100% hipócrita, 0% eficaz".


Dicen que con la aprobación de este impuesto, los franceses pagarán un 3'5% más y afectará a 9 de cada 10 hogares y así las compañías de refrescos han comenzado una ofensiva especialmente desde las redes sociales.


El extra a pagar coincidirá con el impuesto de vino, esto da a suponer que consideran a los refrescos azucarados como una adición, incluyéndolos junto al tabaco y al alcohol que ya tienen sus impuestos dentro de una demanda inelástica. Una demanda que no se ve afectada por la subida de precios pero...¿será así? O sin embargo, ¿disminuirá la demanda de estas bebidas azucaradas favoreciendo el consumo de refrescos "light", sin azúcares añadidos o elaborados con edulcorantes?
 El gobierno de Francia lo tiene claro, esta medida le dotará de 120 millones de Euros, pues el actual consumo de bebidas sin azúcares es de tan solo un 17%.

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Apúntenlo porque en Estados Unidos, Canadá y países de Sudamérica ya se está empezando a hablar de implantar esta medida que se podría extender como recurso para disminuir el déficit de dichas naciones con la excusa de su preocupación por nuestra salud. 


En España espero que se lo piensen dos veces antes de implantarla y que si lo hacen, no pongan esta escusa. Que aunque pueda traer beneficios a la larga, de mi salud me ocupo yo.