Se trata de una simple tradición o costumbre muy inculcada en los Estados Unidos. Los habitantes de este país pagan una cantidad (traducida normalmente de un porcentaje) por cada servicio que adquieren, especialmente en los temas de hospedería y alimentación.
De hecho, y por muy sorprendente que pueda parecer, muchos camareros obtienen más dinero de sus propinas que de sus salarios. Es el caso de una amiga mía que trabajaba en un restaurante de lujo y que a lo mejor una noche podía sacarse más de 100$ de propina.
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Y es que de acuerdo con el artículo que me ha mandado un amigo, el salario mínimo de empleados que reciben propinas es de 2,13$ la hora, pues esperan que con sus propinas logren un beneficio mayor.
El objetivo de este sistema se supone que es premiar el buen servicio, no obstante, yo he visto que se dan propinas incluso si es malo. Lo tienen ya tan arraigado que en muchas ocasiones sienten como si estuviesen quebrantando alguna ley si no pagan esa cantidad. No solo eso, los camareros han aprendido que es casi como un derecho suyo y esperan recibir esa propina sí o sí.
Es decir, lo que antes se trataba de una opcional recompensa para agradecer el buen servicio ahora se ha transformado casi en una obligación que hace que muchos empleados y camareros ya no pongan tanto esfuerzo en mejorar la experiencia del consumidor para lograr una paga extra.
Y el caso es que a veces puede parecer denigrante, es cierto, no queremos llegar a un punto en el que el trabajador prácticamente tenga que transformarse en un esclavo o fingir para ganarse esa cantidad pues se encontraría incómodo y es inhumano trabajar haciendo algo que no te gusta.
¿Es por lo tanto la propina positiva o es negativa? En mi opinión es algo que se debería hacer de forma moderada como aquí en España, algo que no asuman los empleados, que se pueda dar de forma inesperada, así solo cuando el servicio sea excelente porque a esa persona le apetecía ofrecer una amabilidad extra o porque quería mejorar la experiencia de los comensales/consumidores se le ofrezca una cantidad que demuestre nuestra gratitud.
Creo que sería la mejor forma de decir que nos ha encantado la actitud y la experiencia en el punto de venta y de conocer que los empleados lo hacían por voluntad propia no porque se esperasen una cantidad extra, aunque es cierto que es algo que en Estados Unidos ya está instaurado y que va a ser muy difícil de cambiar a pesar de que dar propinas estuvo prohibido ya hace tiempo y de que en restaurantes ya han quedado prohibidas (complementando la falta de ellas con el aumento en los salarios o añadiendo pagos extras en la carta).
Esperemos que poco a poco la cosa pueda cambiar de forma que beneficie a ambos: proveedores de servicios y consumidores. Para que los primeros no se sientan castigados si no reciben propina y los segundos no tengan obligación de pagar por algo que no ha superado sus expectativas.
Es una cuestión de mentalidades. En España aunque te traten muy bien, tal y como va la cosa, no se deja propina (yo sí que he dejado cuando me iban bien las cosas, pero ahora sintiéndolo mucho no puedo dejar un duro de más). Por otra parte, desconozco los precios de la hostelería en EEUU, pero aquí, en mi ciudad (Cáceres) se salen de madre por completo. Me he tomado una copa por menos dinero en un bar a unos 100 metros de la playa de lo que te cobran aquí en un bareto de mala muerte.
ResponderEliminarLa mayoría de los españoles no dejarían propina, aunque si tuviera que ser algo más o menos obligado, seguro que el servicio mejoraría (al depender gran parte de su sueldo de ese dinero).
En España se vive muy bien, pero en cuanto a respeto cívico aún tenemos mucho que aprender de otros lugares, en mi parecer.