¿Os soléis leer la letra pequeña de los contratos que firmáis? La verdad es que da mucha rabia porque normalmente es importante pero resulta muy aburrido y a veces hasta difícil de comprender. Por estas razones mucha gente prefiere pasar, al igual que pasa con los términos y condiciones, los cuales aceptamos sin ni siquiera echarle un ojo.
Pero no solo el cliente o el usuario puede salir perjudicado al no leer la letra pequeña, también las empresas pueden tener el mismo problema, especialmente cuando el consumidor es tan avispado como el ruso Dmitry Agarkov.
Lo que este señor hizo fue modificar la letra pequeña de una carta que había recibido de su banco. En la oferta que le hacían, cambió la letra pequeña: redujo las comisiones y los costes a 0, cambió la dirección de la página Web y añadió una cláusula que sugería que en el caso de que se realizasen modificaciones o se cancelase el contrato, el cliente recibiría una gran suma de dinero.
Cuando escaneó el contrato y lo mandó de vuelta al banco, sus empleados lo firmaron sin notar ninguna diferencia, pues no se leyeron la letra pequeña. Después de algunos meses, el banco iba a denunciar a este cliente por morosidad, ya que Dmitry no pagó ninguna comisión, ni tasa (como había anotado en la letra pequeña).
Apunto han estado de ir a los tribunales, donde el banquero decía que ganaría y que a Dmitry le caerían años de cárcel. Por otra parte, varios abogados alegaron que el cliente tiene los mismos derechos a añadir sus cláusulas al contrato como lo tiene la compañía.
Al final, se han dejado de tonterías y tanto banquero como cliente han llegado a un acuerdo, pero este ruso nos ha enseñado una valiosa lección y es que nosotros también les podemos jugar malas pasadas a las empresas. Quizás sea hora de empezar a leerse todas las letras pequeñas y condiciones, antes de firmar nada.
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