Para promocionar la película de la maldición de Chucky en Brasil, decidieron disfrazar a una persona de Chucky. Con su ropa, su maquillaje e incluso un cuchillo de juguete. El conseguido fue muy bueno y la persona resultaba realmente aterradora.
El supuesto Chucky entonces, se escondía en un cartel publicitario que promocionaba la película, de forma que no se le podía ver. Este cartel estaba próximo a una parada de autobuses y cuando la gente esperaba por la noche, el cartel se encendía y se apagaba con una risa malvada como sonido de fondo.
Las personas que esperaban se empezaban a impacientar asustadas, pero lo peor es cuando el personaje decidía salir repentinamente con el cuchillo en la mano y perseguía a las víctimas que corrían despavoridas.
Debo reconocer que la idea es original, pero demasiado macabra. Yo jamás lo habría perdonado, para comenzar porque había niños que pueden haber quedado traumatizados y para continuar porque hay una carretera cercana y cualquier persona podría haber sido atropellada.
Muchos se ríen de esta broma pero estoy segura de que a ninguno le hubiese gustado estar en ese momento. Es una tensión que no se merece. Una persona se cae y otras lanzan sus objetos personales los cuales se pudieron romper. Esta acción en mi opinión sobrepasa los límites y sino vean.
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