Cuando somos niños, nos gusta tener cosas con personajes o dibujos que están a la moda y recuerdo que lo más complicado en la elección de una mochila era si la quería con ruedas, sin ruedas, con dos o con tres bolsillos. En Estados Unidos ahora, la elección de la mochila supone una reflexión mayor.
Esto se debe a la cantidad de atentados y de situaciones peligrosas que se han dado en centros escolares y educativos. A consecuencia de estos terribles incidentes, se han comenzado a fabricar y comercializar mochilas infantiles con material resistente a las balas.
La verdad es que impacta, es chocante, los padres ya no saben a que recurrir para quedarse tranquilos y asegurar el bienestar de sus hijos y tanto es así, que las ventas de estas mochilas han aumentado en un 500%, especialmente tras el tiroteo que hubo en diciembre en Newtown y que acabó con la vida de 20 niños y 6 adultos.
Hay empresas cuyas ventas han aumentado también en un 50% por pedidos desde escuelas y guarderías, se trata de un gran beneficio para estas empresas, aunque espero que al menos y por cuestiones éticas, no deseen que se produzcan motivos como el anterior para que sus negocios despeguen, porque desde luego se trata de negocios proveedores de soluciones ante causas terribles y para nada deseadas.
Tenemos un problema de balística. Generalmente los asesinos que estamos viendo no van armados con pistolas de 9mm, más bien suelen llevar rifles de asalto de calibre medio-alto contra los que los chalecos antibalas (incluyendo los de la policía y demás) son ineficaces a distancias cortas. La munición estándar de la OTAN es el 5,56 y eso a 20m. traspasa esa defensa (y son considerados cartuchos de baja potencia).
ResponderEliminarSi a esto le añades que hay balas especiales con mayor poder de perforación para esos calibres, pues lo tenemos todo hecho; ganarán los que vendan armas pues venderán otras más caras (o no, puesto que el AK es relativamente barato y tiene un poder de perforación enorme) y los que fabriquen las mochilas (que probablemente sean las mismas empresas que fabrican las armas o subempresas ligadas a éstas).
Al final el problema reside en la educación, como siempre, y en el control adecuado de los chicos para detectar a los que tienen problemas e intentar ayudarlos a tiempo.