domingo, 14 de julio de 2013

Las mochilas antibala. Un producto escolar a la orden del día en los Estados Unidos.

Cuando somos niños, nos gusta tener cosas con personajes o dibujos que están a la moda y recuerdo que lo más complicado en la elección de una mochila era si la quería con ruedas, sin ruedas, con dos o con tres bolsillos. En Estados Unidos ahora, la elección de la mochila supone una reflexión mayor.

Esto se debe a la cantidad de atentados y de situaciones peligrosas que se han dado en centros escolares y educativos. A consecuencia de estos terribles incidentes, se han comenzado a fabricar y comercializar mochilas infantiles con material resistente a las balas.


La verdad es que impacta, es chocante, los padres ya no saben a que recurrir para quedarse tranquilos y asegurar el bienestar de sus hijos y tanto es así, que las ventas de estas mochilas han aumentado en un 500%, especialmente tras el tiroteo que hubo en diciembre en Newtown y que acabó con la vida de 20 niños y 6 adultos.


Hay empresas cuyas ventas han aumentado también en un 50% por pedidos desde escuelas y guarderías, se trata de un gran beneficio para estas empresas, aunque espero que al menos y por cuestiones éticas, no deseen que se produzcan motivos como el anterior para que sus negocios despeguen, porque desde luego se trata de negocios proveedores de soluciones ante causas terribles y para nada deseadas.


1 comentario:

  1. Tenemos un problema de balística. Generalmente los asesinos que estamos viendo no van armados con pistolas de 9mm, más bien suelen llevar rifles de asalto de calibre medio-alto contra los que los chalecos antibalas (incluyendo los de la policía y demás) son ineficaces a distancias cortas. La munición estándar de la OTAN es el 5,56 y eso a 20m. traspasa esa defensa (y son considerados cartuchos de baja potencia).
    Si a esto le añades que hay balas especiales con mayor poder de perforación para esos calibres, pues lo tenemos todo hecho; ganarán los que vendan armas pues venderán otras más caras (o no, puesto que el AK es relativamente barato y tiene un poder de perforación enorme) y los que fabriquen las mochilas (que probablemente sean las mismas empresas que fabrican las armas o subempresas ligadas a éstas).
    Al final el problema reside en la educación, como siempre, y en el control adecuado de los chicos para detectar a los que tienen problemas e intentar ayudarlos a tiempo.

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